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Se ha publicado en el DOUE la Recomendación 2022/561 de la UE sobre el control de los glicoalcaloides en las patatas y los productos derivados de patata.
Muchas plantas de la familia de las solanáceas contienen glicoalcaloides, que son toxinas naturales. Los más comunes son la α-solanina y la α-chaconina.
Según la evaluación de riesgos de la EFSA del 2020, las concentraciones de glicoalcaloides son de 3 a 10 veces mayores en la piel que en la carne de las patatas. También hay variaciones significativas en estas concentraciones según la variedad de patata. Las condiciones de almacenamiento, especialmente la luz y la temperatura, son las principales responsables del aumento del contenido de solanina.
En los seres humanos, los efectos de toxicidad aguda de la